Imagen 1: Membretes de los estatutos de la Fédération Francaise d´Aikido - Tai - jitsu & de Kendo (1958)
y posterior Fédération Francaise d´Aikido, Tai-jitsu et de Kendo (1961 y 1970).
Encabezados de la Fédération Internationale de Nihon Taï-jitsu / Ju-jitsu et D.A. 
y posterior Fédération Internationale de Nihon Tai-jitsu / Ju-jutsu - Tai-jitsu et Disciplines Associées (1992 y s.s.)


Resumen

En el ámbito de las artes marciales japonesas, la precisión terminológica no es únicamente una cuestión lingüística, sino también un elemento esencial para preservar la integridad cultural y técnica de las mismas. El presente artículo examina el uso erróneo y persistente de las denominaciones “Taijitsu” o “Nihon Tai-Jitsu”, contrastándolas con el término correcto y etimológicamente fundamentado de Taijutsu (体術) (Draeger, 1974; Frellesvig, 2010). Asimismo, se analizan las implicaciones semánticas derivadas de la confusión entre los términos japoneses jutsu (術) y jitsu (実) (Frellesvig, 2010), junto con los errores frecuentes en la escritura occidental, como la separación en “Tai Jitsu” con y sin guión y el uso indebido de mayúsculas en “Jitsu” o “Tai–Jitsu”. Igualmente, se explican las diferencias entre el Nihon Taijutsu defensa personal® y el Nihon Tai- Jitsu deportivo–competitivo desde su orientación diferenciada, su errónea escritura, comprensión y persistencia en el error desde una implicación psicopedagógica (Aronson, 2008; Festinger, 1957).

Palabras clave: Taijutsu, Nihon Taijutsu, morfofonología, etimología, romanización, disimilación, japonés, hifenación.


1. Introducción: Una anormalidad léxica en el discurso marcial

El término taijutsu (体術), compuesto por los kanji tai (体, “cuerpo”) y jutsu (術, “técnica” o “arte”), se traduce literalmente como “técnica del cuerpo” o “arte del cuerpo” y designa un conjunto de métodos de combate desarmado centrados en el uso del cuerpo humano (Draeger, 1974; Miller, 1967). Este concepto se encuentra profundamente arraigado en las tradiciones de las escuelas clásicas japonesas y constituye un ejemplo representativo de la interrelación entre lengua, cultura y práctica de artes marciales japonesas.

En contraste, el vocablo jitsu (実), que significa “verdad”, “realidad” o “fruto”, carece de relación semántica con jutsu (術) (Frellesvig, 2010). La aparición de formas como “Taijitsu” o “Nihon Tai-Jitsu” en contextos occidentales constituye una deformación lingüística, tanto desde la perspectiva etimológica como técnica, que altera la comprensión de la disciplina en su contexto original.

Estos errores suelen derivarse de transliteraciones incorrectas del japonés al alfabeto latino (romaji), una comprensión insuficiente de la fonética japonesa y de la morfología nominal, así como de influencias externas, especialmente del francés o inglés, que pueden reinterpretar fonemas de manera inconsistente (Vance, 1987; Shibatani, 1990). Según el sistema Hepburn, ampliamente utilizado para la romanización del japonés, la forma correcta es taijutsu, escrita en minúsculas, sin guión ni separación, lo que refleja la unidad conceptual y la pronunciación auténtica del término (Hepburn, 1886; Wohl, 1970). Por el contrario, variantes como “Tai Jitsu” o “Nihon Tai- Jitsu” con separación, guión o mayúscula, fragmentan la estructura léxica y descontextualizan su significado cultural (Takaya, 1955).

La persistencia de estas formas híbridas no se limita a la ortografía; tiene implicaciones fonológicas, morfológicas, semánticas y psicológicas que afectan la transmisión fiel del conocimiento marcial (Kubozono, 2015). Sustituir jutsu por jitsu introduce un término con significado distinto, mientras que la segmentación artificial del vocablo sugiere independencia entre sus componentes, contradiciendo la integridad conceptual de taijutsu como sistema – conjunto interrelacionado - de técnicas corporales (Thomason & Kaufman, 1988).

La difusión global de las artes marciales japonesas ha propiciado adaptaciones lingüísticas orientadas a facilitar su comprensión fuera de Japón, muchas de las cuales derivan en deformaciones significativas. Formas híbridas como “Tai Jitsu” o “Nihon Tai-Jitsu” aparecen en manuales, carteles publicitarios y documentos federativos, pese a su incorrección lingüística (Resolución CSD, 2024). Taijutsu, al igual que otras artes como Aikido, Ninjutsu o Karatedo, constituye un entramado lingüístico y cultural cuya correcta comprensión exige atención tanto en la etimología como en la fonología y morfología japonesas (Shibatani, 1990).

Este estudio se propone analizar las causas y mecanismos de estas deformaciones lingüísticas desde una perspectiva morfofonológica y etimológica, considerando factores culturales, fonológicos, de romanización y psicopedagógicos que explican su persistencia en la terminología occidental de las artes marciales (Frellesvig, 2010; Vance, 1987). A través de este enfoque, se busca promover un uso preciso y contextualizado de los términos, contribuyendo a la preservación de la integridad cultural y lingüística de las tradiciones marciales japonesas en general y del Nihon Taijutsu en particular (Draeger, 1974).


Imagen 2 y 3: Significado de Jutsz (Jutsu)
Hepburn, J. C. (1886 & 1888). A Japanese-English and English-Japanese dictionary 

2. Análisis etimológico y morfológico

El término taijutsu (体術) se compone de dos morfemas de origen japonés:

·       tai (体): “cuerpo”.

·       jutsu (術): “técnica”, “arte” o “método” (Frellesvig, 2010; Kubozono, 2015).

De esta combinación surge un sustantivo compuesto típico de la estructura léxica combinatoria del japonés, en la que los elementos se unen sin espacios para formar un concepto unitario: “técnicas corporales” o “arte del cuerpo” (Miller, 1967). Esta construcción refleja la concepción japonesa tradicional de las artes marciales como sistemas integrales de técnicas corporales, en los que la unión de cuerpo y método constituye un todo conceptual indivisible (Draeger, 1974).

La forma incorrecta “Tai Jitsu” proviene de una separación artificial de los morfemas y de la sustitución de jutsu (術) por jitsu (実), que significa “verdad” o “realidad” (Frellesvig, 2010). Esta variante altera completamente el sentido semántico original y distorsiona la interpretación de la disciplina.

Desde una perspectiva lingüística y cultural, mantener el morfema jutsu pero pronunciarlo o escribirlo como “jitsu” es problemático en varios niveles:

1.     Alteración fonológica: En japonés, jutsu (術) se pronuncia [dʑɯ̥tsɯ]. Transformarlo en “jitsu” cambia la articulación original, creando una africada diferente ([dʑɪtsɯ] o [dʒɪtsu] según el oído occidental. (Vance, 1987; Kubozono, 2015).

2.     Confusión semántica: La romanización “jitsu” remite a otro kanji distinto (実), que significa “verdad” o “realidad” (Frellesvig, 2010).

3.     Violación de la unidad morfológica: El japonés forma sustantivos compuestos como taijutsu uniendo los morfemas sin separación (Miller, 1967). Alterar visual o fonéticamente jutsu rompe la integridad léxica, haciendo que “Tai Jitsu” parezca dos entidades independientes y tres entidades si escribimos o hablamos de “Nihon Tai–Jitsu”.

4.     Efecto cultural y didáctico: Para practicantes, monitores, entrenadores y académicos, la forma “jitsu” puede generar malentendidos sobre la naturaleza y origen del arte marcial (Aronson, 2008; Festinger, 1957).

En resumen, hablar o escribir jutsu como “jitsu” constituye una deformación innecesaria y problemática que combina errores fonológicos, semánticos y morfológicos. Desde un punto de vista académico y didáctico, es preferible mantener la forma correcta: taijutsu, reflejando tanto la pronunciación, la estructura léxica japonesa como el conocimiento del monitor o entrenador del arte marcial que enseña.

Asimismo, de acuerdo con la normativa de la Real Academia Española (RAE) sobre el uso de extranjerismos, los términos procedentes de otras lenguas deben escribirse en cursiva para indicar que se trata de palabras ajenas al español y para preservar su grafía original (Real Academia Española, 2010a, 2010b). Esta convención facilita la detección de elementos léxicos ajenos, la distinción de vocabulario de origen extranjero y evita adaptaciones ortográficas que puedan alterar su significado o pronunciación.

3. Enseñanza del Nihon Tai-Jitsu deportivo competitivo y el Nihon Taijutsu Defensa Personal ®

Es fundamental destacar que la enseñanza de taijutsu no puede realizarse de manera simultánea como sistema de defensa personal y como deporte competitivo o recreativo sin comprometer la fidelidad de cada enfoque y de cada nombre. La práctica orientada a la defensa personal, Nihon Taijutsu Defensa Personal ®, prioriza la eficacia inmediata, la adaptabilidad y la seguridad del practicante, centrando su formación en técnicas de neutralización, control y autoprotección. Su objetivo es la aplicación funcional y estratégica de las técnicas en situaciones de riesgo real, incorporando principios morales y de autocontrol, sin estar limitada por reglamentos deportivos de competición (Frellesvig, 2010).

Por el contrario, la modalidad deportiva del mal llamado Taijitsu o Nihon Tai-Jitsu enfatiza la reglamentación, la puntuación y la competición bajo normas estandarizadas, donde la exhibición, la demostración y la observancia de las reglas son los elementos centrales. Intentar combinar ambas orientaciones en una misma metodología de enseñanza puede generar confusión conceptual, además de que una enseñanza que pretenda alcanzar un nivel alto en defensa personal funcional, recreativo y/o de competición por otro es poco realista y puede generar varios problemas prácticos.

Por un lado, se produce una pérdida de foco, ya que buscar la excelencia en ambos ámbitos dispersa los objetivos y dificulta rendir al máximo en cualquiera de los dos. Además, existe una interferencia de contenidos: las técnicas eficaces para defenderse en la calle —como golpes a zonas vulnerables o estrategias de ataque-defensa— no se entrenan en contextos reglados, mientras que muchas tácticas competitivas, como el control del marcador o la gestión del tiempo de combate, carecen de aplicación real en situaciones de defensa. A esto se suman cargas físicas incompatibles, porque la preparación para competir exige además de una progresión con la edad, altos volúmenes de entrenamiento y picos de intensidad, determinada densidad y progresión metodologíca diferenciada que dejan poco espacio para trabajar aspectos situacionales, psicológicos o legales propios de la defensa personal. Finalmente, hay una mentalidad diferente: el practicante de “Nihon Tai-Jitsu” con orientación deportiva - competitiva se centra en ganar bajo normas establecidas, el practicante de “Nihon-Taijitsu” con orientación recreativa – no competitiva busca prioritariamente mejorar su técnica y condición física, desarrollar hábitos saludables y disciplina personal disfrutando de la práctica en un entorno seguro y no competitivo y quien entrena Nihon Taijutsu con una orientación de defensa personal prioriza la eficacia técnica en situaciones reales, la toma de decisiones bajo presión, el control emocional y la aplicación práctica de principios defensivos para protegerse, sobrevivir y escapar, tres enfoques que son incompatibles si se mezclan.

En este contexto, la función de la federación deportiva es fundamental: su objetivo principal es regular, promover y supervisar la práctica del "Nihon Tai-Jitsu" como deporte competitivo, garantizando que la enseñanza se ajuste a criterios de seguridad, homogeneidad técnica y reglamentación formal (Resolución CSD, 2024). Esto permite que los practicantes puedan participar en competiciones de manera justa y estandarizada, preservando la integridad de la disciplina y su carácter deportivo–competitivo frente al carácter funcional y real que tiene el Nihon Taijutsu defensa personal ®.

Mantener una distinción clara entre el Nihon Taijutsu Defensa personal® y el “Nihon Tai–Jitsu” deportivo - competitivo y deportivo - recreativo asegura la preservación de la autenticidad y el propósito original de cada orientación. La estructura curricular, didáctica y metodológica debe diseñarse de manera que cada enfoque se enseñe de forma independiente, respetando sus objetivos, contenidos, procedimientos, métodos y principios específicos.


(Continuación a la 2ª parte)